El término “Disfunción del Tendón Tibial Posterior” es uno de los muchos términos usados para describir una deformidad en pie plano progresiva y dolorosa que ocurre en la población adulta. También se denomina “Insuficiencia del tendón tibial posterior” o “Pie plano adquirido del Adulto”.
El tendón del músculo tibial posterior es un tendón que se encuentra en la zona interna del pie y del tobillo. Este tendón tiene una gran importancia en el mantenimiento del arco interno del pie y en la estabilidad del pie cuando caminamos. El pie plano adquirido del adulto es una deformidad progresiva, generalmente dolorosa que resulta de un estiramiento con rotura gradual del tendón tibial posterior y de los ligamentos que soportan el arco longitudinal del pie.
La mayoría de los pies planos no son dolorosos (especialmente en los niños), sin embargo, en el adulto cuando se adquiere un pie plano se produce una lesión de los tendones y ligamentos que se encuentran en la planta del pie y que dan soporte al arco longitudinal. Esta lesión suele ser progresiva y cursa con dolor más o menos intenso al caminar o realizar deporte.
Esta condición afecta principalmente a mujeres y suele ocurrir en la edad adulta y ancianidad con una media de 60 años. Muchos de ellos ya tenían un pie plano, pero de repente, un pie comienza a aplanarse y hundirse más, rotando hacia dentro (pronación) con dolor e inflamación alrededor del tobillo.
Este suele ser un proceso lento que conlleva a un colapso completo del arco interno del pie. Si no se trata convenientemente el pie puede literalmente dislocarse hacia dentro en el tobillo. Factores como sobrepeso, hipertensión y diabetes se han asociado al desarrollo del pie plano adquirido el adulto.
El diagnóstico del pie plano del adulto se basa en los signos y síntomas reportados por el paciente, el exámen físico del mismo y la valoración del tendón y de los ligamentos del pie. El diagnóstico más exacto lo realizará un profesional especialmente entrenado en el diagnóstico y tratamiento de los problemas mecánicos del pie.
El pie afectado tiende a aparecer más aplanado y deformado que el pie que no está afectado. Estudiar al individuo caminando nos aporta gran información en este sentido. La valoración del músculo suele muestra cierta deficiencia. El profesional también se apoya de otras pruebas sobre el pie para observar el estado del tendón y de los ligamentos del pie.
Es común utilizar pruebas de imagen para ayudar al diagnóstico como radiografías o RMN (resonancia magnética nuclear) ya que son útiles en el diagnóstico y aportan datos sobre la gravedad del proceso.
Existen varias alternativas para el tratamiento del pie plano adquirido del adulto aunque a mayoría de ellas pasan por aliviar la tensión del tendón. Reposo, anti-inflamatorios, crioterapia y férulas de descargas son opciones iniciales de tratamiento en los momentos de dolor agudo.
Posteriormente a esto es necesario corregir la biomecánica del pie en todos los casos. Este paso es absolutamente imprescindible para el éxito del tratamiento a largo plazo. Para esto es necesario el uso de Ortesis Funcionales que son plantillas hechas a medida con objeto de corregir las alteraciones biomecánicas. También se pueden utilizar férulas del pie y del tobillo hechas a medida que se llaman Férulas Funcionales.
Si todas estas medidas no han funcionado, la cirugía es la única opción posible. Sin embargo, es importante asegurarse que se han cubierto todas las posibilidades antes de la cirugía. Recuerde que el principal objetivo del tratamiento es eliminar el dolor y mejorar la función del pie. En muchas ocasiones las Ortesis Funcionales y las Férulas Funcionales consiguen hacer esto sin necesidad de cirugía.