La zona más común de formación de hiperqueratosis en la planta del pie, más concretamente en la zona metatarsal. Esta es una zona de apoyo donde los huesos largos del pie, llamados metatarsianos, soportan una gran cantidad de carga o peso. Si uno o varios de estos huesos (metatarsianos) presentan una desviación de su estructura normal, se producirá entonces un aumento de presión en esa zona y la piel reaccionará formando una callosidad difusa. En ocasiones esa hiperqueratosis presentan un núcleo central que suele ser muy doloroso a ese nivel. Estas zonas se vuelven muy dolorosas según el grosor de la callosidad aumenta.
Los pacientes diabéticos tienen un riesgo elevado de perforar o romper la piel en esa zona, produciendo heridas o ulceraciones que se pueden posteriormente infectar. Los pacientes diabéticos no deben nunca de usar remedios caseros y deben consultar a un podólogo para su tratamiento.
Existen diversos tratamientos para las hiperqueratosis. La primera opción es la deslaminación de la lesión por parte del profesional podólogo. Asimismo, actualmente en el mercado existen cremas o preparados comercializados que contienen ácidos que “queman” la callosidad. Estos preparados deben usarse con gran cuidado ya que si se usan incorrectamente pueden producir una quemadura química en la piel.
No obstante, todos tratamientos alivian el dolor sólo de forma temporal porque el aumento de presión no disminuye y con el tiempo la hiperqueratosis vuelve a aparecer.
Los tratamientos más definitivos abarcan el uso de plantillas específicas diseñadas para cada caso. Estas plantillas tienen como objetivo evitar el aumento de presión sobre las zonas más cargadas de la planta del pie. En ciertos casos es recomendable el tratamiento quirúrgico mediante la operación. Esta operación suele ir encaminada a corregir la mala alineación del hueso afectado.
Callosidades y “Ojos de Gallo” en los Dedos
La presencia de callos y ojos de gallo en los dedos es un motivo de dolor muy común en la población. Éstos aparecen como consecuencia de un aumento de fricción o presión entre los huesos de los dedos y el calzado. Muchas veces van asociadas a deformidades en los dedos como “dedo en garra” o “dedo en martillo” que produce rozamiento del dedo contra el calzado. Otras veces como consecuencia de esa presión anormal los huesos de los dedos crecen de forma anormal, formándose “picos” o “espolones” que producen callos y “ojos de gallo” entre los dedos.
El tratamiento de estas lesiones va encaminado en dos direcciones. Por un lado en tratamiento sintomático o paliativo consiste en evitar presión sobre la callosidad y se realiza por medio de dispositivos de silicona o diversos tipos de almohadillados que debe de adaptar el podólogo. Esto se suele acompañar de sacar el callo de forma periódica. Estos tratamientos son sintomáticos y en la mayoría de los casos sólo comportan un alivio temporal de los síntomas.
Por otro lado el tratamiento definitivo consiste en eliminar el “pico de hueso” o corregir la deformidad del dedo mediante operación. Esta operación se puede realizar bajo anestesia local y en régimen ambulatorio para el paciente sin necesidad de ser ingresado. Por ello nosotros tratamos los callos, durezas y ojos de gallo de forma meticulosa y profesional.