La verruga común se conoce como papiloma o papiloma plantar cuando su localización es en la planta del pie. Estas lesiones tanto en la planta del pie como en el resto del cuerpo están causadas por una infección viral en la piel que ocurre como resultado de un contacto directo con el virus.
Estos virus no se diseminan por la circulación sanguínea. Un error común es pensar que las verrugas plantares tienen semillas o raíces que crecen por la piel y llegan a estructuras más profundas como el hueso. El papiloma no puede vivir en otro tejido excepto en la piel.
Estas lesiones aparecen en niños más comúnmente que en adultos. La humedad y el sudor en los pies predisponen a la infección por papilomas.
Pueden infectarse en las duchas y en las piscinas y aunque no son altamente contagiosos, la exposición en el momento justo puede llevar al desarrollo de la infección por papiloma. Evitar el contacto con el medio ambiente es prácticamente imposible por lo que si un miembro de la familia tiene la infección debe de prestarse especial cuidado en mantener la ducha y el suelo del baño especialmente limpio.
Los niños con papilomas plantares no deben de compartir su calzado con otros niños o miembros de la familia. Las niñas jóvenes suelen compartir sus zapatos con sus amigas y esto debe de evitarse cuando existen infecciones por papilomas.
Los papilomas presentan apariencia de piel gruesa o engrosada con coloración amarillenta o marrón. Los papilomas plantares pueden aparecer como lesiones simples y solitarias o pueden agruparse en áreas más o menos grandes. Estas últimas se denominan papilomas o verrugas “en mosaico”.
A menudo tienen la apariencia de callosidades y pueden confundirse con éstas. Otras lesiones en la planta del pie que a menudo se confunden con papilomas plantares son otras lesiones como el poroqueratoma plantar o los quistes de inclusión plantares.
Existe una gran variedad de maneras de tratar los papilomas. La medicación mediante cremas o antivirales tiene dificultad para penetrar en la piel en la planta del pie por lo que no funcionan muy bien en estos casos. El tratamiento profesional por el podólogo puede consistir en la quemadura de la verruga con ácidos tópicos, la congelación de la misma con nitrógeno líquido o la cirugía láser o cirugía para extirpar directamente la lesión bajo anestesia local. Ninguno de estos métodos tiene una fiabilidad perfecta por lo que siempre existe la posibilidad de que el papiloma vuelva a aparecer después del tratamiento.
La congelación del papiloma con nitrógeno líquido es una de las formas más utilizadas últimamente para el tratamiento de los papilomas. Esta forma de tratamiento puede ser muy dolorosa en la planta del pie y requiere varias aplicaciones seguidas (en intervalos de 7- 15 días) para que la lesión se elimine definitivamente.
El uso de ácidos tópicos puede también ser muy útil en el tratamiento de los papilomas plantares. La principal ventaja de este tratamiento es que resulta prácticamente indoloro para el paciente y no suele haber restricción en su actividad. Sin embargo, esta modalidad de tratamiento es la más larga y requiere de frecuentes sesiones para poder eliminar la lesión completamente. A pesar de todo siempre existe riesgo de que vuelva a reproducirse.
La excisión quirúrgica mediante cirugía del papiloma presenta el mayor índice de efectividad con un índice de recurrencia muy bajo aunque puede existir cierto disconfort con este procedimiento que puede llevar varias semanas hasta que el área cura de forma completa. El paciente puede volver a la actividad normal en unos días dependiendo del tamaño y del número de verrugas que han sido eliminadas con cirugía. Los riesgos asociados con este procedimiento son la presencia de infección y la aparición de cicatrices que pueden ser más o menos dolorosas cuando el paciente camina.